“Pobre de las personas cuyo placer dependa del permiso que otros le den para conseguirlo” Madonna 1999.
El Budismo enfatiza que el apego a las cosas externas (sean posesiones materiales, personas o aprobación social) puede conducir a sufrimiento. La verdadera satisfacción proviene del interior, a través del desapego y la comprensión de la naturaleza impermanente de todas las cosas.
El valor que tenemos como personas, no depende, ni podría nunca depender, de ninguna otra persona, ni evento, ni circunstancia. Sin embargo, socialmente crecemos otorgando a otros la facultad de definir nuestro valor. Nuestras capacidades, nuestra visión de como somos, de nuestros talentos, genialidades, partes mas ‘raras’, curiosas o extravagantes de nosotros mismos. Es frecuente depender o limitarse a hacer o ser de un cierto modo según pensamos es comprendido o no por otros.
No se trata de Creer que tengo valor. Es simplemente Saberlo.
Con creerlo, puedo después no creerlo mas, u olvidarme. Sabiendolo… lo sé y no cambia. Puedo agregar, mejorar, cambiar partes, pero no cambia quien Ya soy hoy. Es como la gravedad. No existe cuando pienso como funciona. Esta funcionando todo el tiempo.
Que practicar:
Reflexionar un momento el ‘milagro’ que ya somos, y lo increíble de estar aquí (ejemplo de las tortugas y 1 salvavidas)
Llevar presente durante mi día que mi valor, mis recursos, mis capacidades creativas, mis cosas no-convencionales… son quien soy ahora. No dependen ni son impactadas por la opinión, juicio, idea, o aprobación/desaprobación de nadie ni de nada. Solo están.
Recordar momento a momento a momento: No dependemos ni necesitamos mantener o crear ninguna opinión de nadie ni de nada para vivir plenamente quien ya somos.
Buena practica y buena diversión
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