¿Cuánto amar? //amar, dar, dedicarse, esforzarse por, etc//
A quién?. En todas las condiciones? Amar a todos por igual? Cómo saber si continuamos dando… o nos estamos abandonando a nosotros mismos?
Muchas religiones o “caminos espirituales” llaman a amar sin condiciones. De dar, siempre, sin esperar nada. En la vida real existe tambien el Burn-out, la co-dependencia. El corazón a veces “se agota” donde no hay escucha, ni gratitud, por insistir en amar donde lo nuestro no es ni visto ni valorado.
Amar a todos, y a todos por igual suena muy hermoso y elevado, quizás también, puede llegar a ignorar nuestra humanidad: nuestras afinidades, nuestros límites, nuestras heridas.
La pregunta para reflexionar que propongo es:
¿Qué hacer cuando no hay retribución?
Jesús modeló y enseñó a amar sin condiciones. A dar siempre. Amar a todos tus projimos.
“Si aman a quienes los aman, ¿qué mérito tienen? También los pecadores aman a quienes los aman.” “Da a todo el que te pida, y al que tome lo que es tuyo, no se lo reclames.” escribe Lucas.
Pero atención: Jesús no hablaba de volverse mártir de vínculos vacíos. No confundía amor con ingenuidad. La idea era dar desde la conexión con lo divino. No desde la necesidad de aprobación humana: “Ama incluso a quienes no te aman… y confía en que tu valor no depende de su respuesta.”
Qué diría la filosofía del budismo?
El budismo celebra dāna como virtud sagrada, una especie de generosidad, pero basada en algo vital: El acto puro de dar surge de un corazón libre de apego y expectativa, donde la clave es la intención… esta viene del discernimiento (no es un acto de fe ciega).
Si dar te deja agotado, vacío o resentido: no estás practicando dāna. Quizás sea un autoabandono vestido de “compasion”. O dar auto-impuesto por lo que pensas pasaría si no lo hicieras.
La idea es: No seguir entregando energía donde el otro no recibe con presencia.
Y la Ciencia de la Psicología? que dice o puede saber?
Hay una idea clara muy bien medida: el dar auténtico, que se correlaciones con bienestar, requiere también recibir.
Dar sin recibir no se correlaciona con bienestar. Es un desequilibrio. A veces llegando hasta codependencia emocional.
Este dar, y recibir auténtico no es transacción. Vive de la retribución reciproca que fluye espontaneamente.
Si siempre das y nunca llega algo de vuelta, no estás en un vínculo. Estás en una fuga.
La historia del elefante que dejó de dar agua (?!)
Había una vez, en una región árida del sur de África, un elefante viejo y sabio que vivía junto a un pozo natural. Cada día durante el periodo de migración, con su trompa, extraía agua y la ofrecía a todo ser que llegaba: aves, ciervos, zorros… incluso personas.
Algunos bebían con gratitud. Otros tomaban y se marchaban, sin mirar siquiera. Algunos incluso se burlaban del elefante por “dar sin pedir nada”.
Confundido, el elefante fue a ver al viejo búho de la savana.
Estoy haciendo mal en seguir dando? —preguntó—. ¿Debo cerrar mi pozo?
El búho cerró los ojos y le dijo:
No cierres el pozo. Solo deja de invitar a quienes no saben cuidar del agua. Seguí siendo quien sos. Pero no te abandones para sostener a quienes no te ven.
Desde ese día, el elefante volvió a su pozo. Siguió dando. Pero en silencio. A quienes también sabían recibir.
Poemas (fragmento) de Rumi que iluminan la historia:
"No te preocupes si las personas no te devuelven lo que das.
Tú no estás negociando con ellas.
Estás negociando con Dios."
“Hay una fuerza dentro que te da vida, búscala.
En este dar y recibir constante sé como un jardín, no como una cisterna.”
Seguir dando no siempre es amor. A veces es olvido de uno mismo.
El jardín no ruega al caminante.
El amor florece, pero no suplica.
Quien sabe mirar, recoge.
Mi síntesis:
Dar y Amar sí. Con discernimiento, también.
El amor no exige reciprocidad… Y tampoco te pide que te vacíes sin sentido.
No cierres el pozo. No dejes de ser quien sos.
Solo dejá de llamar a quienes no saben cuidar del agua.
Buen discernimiento, práctica, y diversión :-)
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